En una noche cargada de tensión y fútbol en el Geodis Park, Nashville SC escribió su propia respuesta al golpe recibido en el primer partido de la serie. Con un triunfo 2-1 sobre Inter Miami, igualó la serie de playoffs de la MLS al mejor de tres y forzó un tercer y decisivo encuentro el próximo sábado.
Desde el arranque, Nashville mostró los dientes. Al minuto 9, Sam Surridge convirtió desde el punto penal tras una imprudente salida del arquero Ríos Novo. Fue el primer rugido de una noche en la que el equipo local se mostró más feroz que su rival.
Inter Miami, que había brillado en el primer duelo con un 3-1, esta vez se vio opaco. Las estrellas que suelen iluminar el campo parecían apagadas. Luis Suárez y Tadeo Allende desperdiciaron dos claras oportunidades generadas por un Jordi Alba que fue, quizás, el único que mantuvo el nivel esperado. Lionel Messi, aislado y sin socios, tuvo que inventarse su propio momento de magia: al minuto 89, sacó un zurdazo que se clavó en el arco de Joe Willis, un gol que fue más consuelo que esperanza.
Antes de eso, Nashville ya había ampliado su ventaja. En el arranque del segundo tiempo, el lateral Bauer apareció como un fantasma en el área y, tras un tiro de esquina, puso el 2-0. Curiosamente, Bauer también fue protagonista de una jugada polémica: al minuto 33 cometió un penal sobre Allende que el juez Allen Chapman decidió ignorar. Lo mismo ocurrió con una falta de Telasco Segovia sobre Surridge que quedó sin sanción.
El partido fue un vaivén de emociones, pero con un claro dominador. Como dijo alguna vez Jorge Valdano: “El fútbol es un estado de ánimo”, y hoy Nashville jugó con el alma en llamas, mientras Inter Miami pareció extraviado en sus propias dudas.
La serie está empatada. El próximo sábado, a las 8:00 pm, será el todo o nada. Y como en toda buena historia, el desenlace promete ser inolvidable.
